Edición 16 - Cine: El cine después de mayo del 68

Posted by . On domingo, 5 de setiembre de 2010 0 comentarios
O cómo la revolución sociocultural más importante de la segunda mitad  del siglo XX influenció a la cinematografía mundial.


La revolución del Mayo francés está por cumplir 42 años. Se trata de la cadena de sucesos que se dieron en  Francia (especialmente en París) como consecuencia de la convergencia de protestas de los sectores universitarios y secundarios (que protestaban contra la guerra de Vietnam y el imperialismo reinante de la época) y el movimiento obrero que terminaron confluyendo en una ola de violentas protestas y en la mayor huelga general de la historia de Europa (fue secundada por más de 9 millones de trabajadores).

Por: Rafael Arévalo

Sin lugar a dudas, el mundo atravesaba una serie de intermitentes cambios a medida que se acercaba el final de la década de los sesentas. Las diversas subculturas que habían aparecido en años anteriores comenzaron a eclipsarse mientras la juventud se mostraba cada vez más comprometida con la política, ya que deseaban conocer cómo es que funcionaba el sistema para así poder generar los cambios necesarios. De manera inevitable, todas las expresiones artísticas de entonces se vieron influenciadas por la coyuntura que se vivía, sobre todo el cine, que demostró una vez más su enorme poder como instrumento de formación de consciencias.

El cine en torno a Mayo del 68 fue sumamente político no sólo porque documentó y denunció todo lo que ocurría en aquel tiempo, sino porque la realización y circulación de películas sobre el tema cuestionaban las categorías sociales en todo momento y potenciaban la búsqueda de una transformación más que necesaria. Sin embargo, el tiempo le dio la razón a Jean-Luc Godard, que afirmó en aquellos días que el cine político sólo convencía a aquellos que ya estaban mentalizados con la idea que defendía el filme.

Un cine más comprometido de Francia para el resto del mundo

La nueva ola francesa acababa de surgir y cambió el panorama cinematográfico mundial para siempre. Los jóvenes críticos de la emblemática revista Cahiers du Cinéma desafiaron todo lo establecido y realizaron un cine desprovisto de grandes artificios, más sincero y directo, con el mínimo equipo necesario y con unas ganas de revolucionar o morir en el intento.

La primera cinta de esta nueva corriente fue “Los 400 golpes” (1959) de Francois Truffaut, Le siguieron “El signo del león” (1959) de Eric Rohmer, “Los primos” (1959) de Claude Chabrol, “Paris nous appartient” (1959) de Jacques Rivette y “A bout de soufflé” (1960) de Jean Luc Godard, entre los más importantes. Todos fueron auténticos éxitos de crítica y se repartieron los más importantes galardones de todos los grandes festivales de la época. Un nuevo cine de guerrilla había nacido y estaba dispuesto a dinamitar las bases de la industria para revalorizar el cine como arte y expresión.

Cuando los primeros hechos que provocarían el Mayo francés se empezaron a suceder, la mayoría de cineastas ya se mostraban sumamente comprometidos con los cambios que se venían dando, pero fue recién cuando la revolución reventó más de lo que nadie jamás imaginó, que el cine reflexionó sobre los resultados desde todos los puntos de vista posibles.


Todo se originó en la misma Cinemateca francesa. Fundada en 1936 por Henry Langlois y Georges Franju, fue, desde sus inicios, el templo máximo de todos los amantes del séptimo arte. El placer cinéfilo del redescubrimiento del cine se irradiaba desde allí al mundo entero. Las nuevas generaciones pudieron conocer la obra de maestros y cultivar un culto sin precedentes. En Febrero de 1968, se produjo el quiebre.

Langlois es destituido por el ministerio de cultura (que alegaba deficiencias administrativas) y esto genera una ola de protestas. Todas las personas vinculadas al cine salieron a las calles y se enfrentaron a la policía para elevar su voz en protesta contra una decisión que consideraban injusta y que incluso contaba con el apoyo de diversos artistas e intelectuales de todas partes del mundo. Luego de varios días de tensión, Langlois fue restituido en su cargo. Es innegable la importancia que tuvo este suceso como antecedente directo de la revolución de Mayo, que tuvo como principal momento la interrupción del mismísimo Festival de Cannes provocada por los propios cineastas.

En el ámbito netamente cinematográfico, la resaca de estos sucesos provocó una serie de estrenos de largometrajes que mantuvieron este tema en el ojo de la tormenta. Además de filmar “La chinoise” (1967), un claro antecedente que nos muestra a cinco jóvenes encerrados en un departamento durante el verano de 1967 mientras debaten y filosofan sobre el futuro, Godard (quien se había metido de lleno en el movimiento maoísta) creó el grupo Dziga Vertov que se encargaría de filmar pequeñas cintas influenciadas por las propagandas soviéticas que mantenían siempre informados a todos los interesados.

Otras cintas importantes fueron “Besos Robados” de Francois Truffaut, una historia de (des)amor enmarcada en esa época de tantos cambios, al igual que “L’Amour fou” (1969) de Jacques Rivette. También hay que mencionar a “Grands soirs et petits matins” (1978) de William Klein, un documental que deconstruye la historia diez años después y “Loin du Vietnam” (1968), película grupal en la que participaron Godard, Joris Ivens, William Klein, Claude Lelouch, Chris Marker, Alain Resnais, Agnès Varda, entre otros para “afirmar, mediante el ejercicio de su profesión, la solidaridad con el pueblo vietnamita en lucha frente a la agresión estadounidense”.

Entre las últimas películas de los últimos tiempos sobre el tema destaca “Los soñadores” (2003) de Bernardo Bertolucci, filmada de manera casi íntegra en el mismo departamento parisino en el que años atrás el mismo realizador rodará “El último tango en París” con el mítico Marlon Brando. En esta oportunidad vemos a un grupo de tres jóvenes (dos franceses y un estadounidense) que viven literalmente encerrados mientras toda la revolución se viene dando en las calles. No deja de ser simbólico que los dos actores galos (Eva Green y Louis Garrell) sean hijos de artistas que vivieron intensamente el Mayo del 68.

El lema “prohibido prohibir” sigue dando vueltas en las cabezas de muchos. Aquellos días de rebeldía continúan en la memoria colectiva de todos los apasionados por la historia. Intentaron cambiarlo todo de una manera romántica y utópica y, aunque no lo lograron, sus ideas siguen de manifiesto para muchos, pero esta vez todos los interesados parecen estar dispuestos a dar a conocer sus posturas a través de películas.

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